Por Bides, Paola
“El
abuso y la violencia se alimentan en la oscuridad”
La
violencia de Género, la que sufren específicamente mujeres y niños, no puede ser
dejada de lado en ningún momento. Es necesario no solo conocer aspectos
teóricos del mismo sino que saber cómo actuar o qué hacer ante estos casos, es
sumamente necesario.
El
saber qué hacer, debería ser uno de los componentes básicos de la vida de cada
ser humano. Haciendo referencia a la cita inicial si no se habla del tema, si
no se conoce cómo actuar dejaremos actuar a la violencia libremente; y nos
guste o no, nos convertiremos en cómplices de la misma. La mayor cantidad de casos de violencia se
conocen cuando la víctima acude a buscar ayuda y saca a la luz vivencias que le
son cotidianas. Pero en diversas
ocasiones las mujeres que son víctimas no salen a la luz y es en ese momento en
el que el ciudadano (usted y yo) tiene que comenzar a actuar.
Medidas
a tomar cuando una mujer decide sacar a la luz un caso de violencia de género:
1. Crear un clima de seguridad y acogida donde
las víctimas sobrevivientes puedan hablar. Las víctimas saben muy bien cuando
su presencia no es grata. Si pone carteles y anuncios con información sobre la
violencia experimentada por las mujeres, comenzarán a acercarse a usted.
2.
Creer en lo que cuenta. A muchas víctimas se les amenaza con peores
humillaciones si llegan a hablar. En algunos casos, el agresor puede ser
alguien que usted conoce y en quien tiene confianza por lo que las víctimas
pueden temer que no les crean. Felicítelas por su valentía y aliéntelas a
contarle. Hablar exige valor y fortaleza, y tal vez sea importante que se les
diga esto a las víctimas.
3.
Valorar los sentimientos. Las víctimas están asustadas, a menudo avergonzadas
y, a veces, temen volverse locas si siguen teniendo pesadillas o recuerdos
repentinos de lo sucedido. Estos sentimientos son normales en alguien que ha
atravesado una crisis semejante.
4. Poner el énfasis en la seguridad. A menudo,
las víctimas minimizan o niegan el dolor que les aqueja y las amenazas para su
bienestar. Si usted utiliza la palabra ‘seguridad’ cuando habla con ellas, les
ayudará a dar prioridad a su propia seguridad.
5. NO hay que culpar a la víctima.
En muchas culturas se les dice a las víctimas que la violencia es culpa suya. A
veces, los propios agresores se lo dicen a las víctimas. Es oportuno que usted
le diga firmemente: ‘No merecía ser humillada o golpeada’ o ‘No creo que sea
culpa suya’.
6.
Respeto, apoyo y medios. Usted puede tener ideas muy claras acerca de lo que la
víctima debería hacer. Usted puede querer, por ejemplo, que la mujer maltratada
abandone a su marido; pero si le da órdenes o le dice lo que tiene que hacer,
en cierta medida, le hace lo mismo que le ha hecho el agresor. En cambio, debe
informarla de los recursos y las posibilidades disponibles en su comunidad.
Ella tal vez no sepa que existan organismos donde pueden ayudarla. Secunde las
decisiones que tome, incluso si a usted no le agradan o si discrepa con ellas.
Ayúdela a ampliar sus perspectivas aunque sea mínimamente. Junta/os, podrán
imaginar algunas posibilidades creativas que tal vez ella no hubiera podido
descubrir por sí sola. Si la mujer maltratada decide quedarse allí donde con
toda seguridad se le volverá a maltratar, puede temer que usted la abandone por
lo que será conveniente decirle alguna frase como esta: ‘Si se queda con él, me
preocuparé por su seguridad pero estaré aquí, si me necesita.’ También puede
ayudarle a pensar en nuevas maneras de estar más a salvo en su hogar y trabajar
en sus otros recursos para que, más tarde o más temprano, se decida a partir.
7.
Recordar a los otros miembros de la familia y a los amigos. Cuando alguien es
víctima de abusos, hay otras víctimas además de la que resulta lesionada
directamente. Por ejemplo, la violencia familiar también es perjudicial para
los hijos que la ven. Quienes aman a las víctimas de violación, también sufren
con ellas. En familias en las que hay evidencia de incesto, esa distorsión de
la dinámica familiar es nociva para todos sus miembros. En algunos casos, el
hecho de hacer entender a las mujeres que la violencia que ellas sufren
directamente, también lastima a sus hijos, les ayuda a optar por otras
alternativas.
8.
A raíz del maltrato sufrido, las víctimas pueden tener crisis espirituales. La
teología puede ser un poderoso instrumento social y económico. Escuchar las
conexiones con la fe que hacen las víctimas puede ser un aprendizaje importante
para usted. Dé buena información sobre los múltiples modelos de roles
ejemplares que figuran en la Biblia y sobre las diversas incidencias del
sexismo en la tradición. Ofrezca algunas opciones nuevas, de un Dios que ama
más que de un Dios que juzga.
Sobre todo, la víctima debe poder
confiar en que lo que ella cuenta será mantenido en estricta confidencia. Si es
necesario, se debe llegar a un previo y claro acuerdo sobre qué parte(s) de la
conversación puede(n) sercompartida(s) y con quién.
*Apuntes de Ana Graciela López Soto (Psicóloga, Salta-Capital) “Slaikeu:
Intervenciones en Crisis”