martes, 15 de marzo de 2016

QUÉ HACER, CÓMO INTERVENIR EN CASOS DE VIOLENCIA DE GÉNERO. Algunas ideas para abordar casos.

Por Bides, Paola

“El abuso y la violencia se alimentan en la oscuridad”

La violencia de Género, la que sufren específicamente mujeres y niños, no puede ser dejada de lado en ningún momento. Es necesario no solo conocer aspectos teóricos del mismo sino que saber cómo actuar o qué hacer ante estos casos, es sumamente necesario.
El saber qué hacer, debería ser uno de los componentes básicos de la vida de cada ser humano. Haciendo referencia a la cita inicial si no se habla del tema, si no se conoce cómo actuar dejaremos actuar a la violencia libremente; y nos guste o no, nos convertiremos en cómplices de la misma.  La mayor cantidad de casos de violencia se conocen cuando la víctima acude a buscar ayuda y saca a la luz vivencias que le son cotidianas.  Pero en diversas ocasiones las mujeres que son víctimas no salen a la luz y es en ese momento en el que el ciudadano (usted y yo) tiene que comenzar a actuar.

Medidas a tomar cuando una mujer decide sacar a la luz un caso de violencia de género:

 1. Crear un clima de seguridad y acogida donde las víctimas sobrevivientes puedan hablar. Las víctimas saben muy bien cuando su presencia no es grata. Si pone carteles y anuncios con información sobre la violencia experimentada por las mujeres, comenzarán a acercarse a usted.

2. Creer en lo que cuenta. A muchas víctimas se les amenaza con peores humillaciones si llegan a hablar. En algunos casos, el agresor puede ser alguien que usted conoce y en quien tiene confianza por lo que las víctimas pueden temer que no les crean. Felicítelas por su valentía y aliéntelas a contarle. Hablar exige valor y fortaleza, y tal vez sea importante que se les diga esto a las víctimas.

3. Valorar los sentimientos. Las víctimas están asustadas, a menudo avergonzadas y, a veces, temen volverse locas si siguen teniendo pesadillas o recuerdos repentinos de lo sucedido. Estos sentimientos son normales en alguien que ha atravesado una crisis semejante.

 4. Poner el énfasis en la seguridad. A menudo, las víctimas minimizan o niegan el dolor que les aqueja y las amenazas para su bienestar. Si usted utiliza la palabra ‘seguridad’ cuando habla con ellas, les ayudará a dar prioridad a su propia seguridad.

 5. NO hay que culpar a la víctima. En muchas culturas se les dice a las víctimas que la violencia es culpa suya. A veces, los propios agresores se lo dicen a las víctimas. Es oportuno que usted le diga firmemente: ‘No merecía ser humillada o golpeada’ o ‘No creo que sea culpa suya’.

6. Respeto, apoyo y medios. Usted puede tener ideas muy claras acerca de lo que la víctima debería hacer. Usted puede querer, por ejemplo, que la mujer maltratada abandone a su marido; pero si le da órdenes o le dice lo que tiene que hacer, en cierta medida, le hace lo mismo que le ha hecho el agresor. En cambio, debe informarla de los recursos y las posibilidades disponibles en su comunidad. Ella tal vez no sepa que existan organismos donde pueden ayudarla. Secunde las decisiones que tome, incluso si a usted no le agradan o si discrepa con ellas. Ayúdela a ampliar sus perspectivas aunque sea mínimamente. Junta/os, podrán imaginar algunas posibilidades creativas que tal vez ella no hubiera podido descubrir por sí sola. Si la mujer maltratada decide quedarse allí donde con toda seguridad se le volverá a maltratar, puede temer que usted la abandone por lo que será conveniente decirle alguna frase como esta: ‘Si se queda con él, me preocuparé por su seguridad pero estaré aquí, si me necesita.’ También puede ayudarle a pensar en nuevas maneras de estar más a salvo en su hogar y trabajar en sus otros recursos para que, más tarde o más temprano, se decida a partir.

7. Recordar a los otros miembros de la familia y a los amigos. Cuando alguien es víctima de abusos, hay otras víctimas además de la que resulta lesionada directamente. Por ejemplo, la violencia familiar también es perjudicial para los hijos que la ven. Quienes aman a las víctimas de violación, también sufren con ellas. En familias en las que hay evidencia de incesto, esa distorsión de la dinámica familiar es nociva para todos sus miembros. En algunos casos, el hecho de hacer entender a las mujeres que la violencia que ellas sufren directamente, también lastima a sus hijos, les ayuda a optar por otras alternativas.

8. A raíz del maltrato sufrido, las víctimas pueden tener crisis espirituales. La teología puede ser un poderoso instrumento social y económico. Escuchar las conexiones con la fe que hacen las víctimas puede ser un aprendizaje importante para usted. Dé buena información sobre los múltiples modelos de roles ejemplares que figuran en la Biblia y sobre las diversas incidencias del sexismo en la tradición. Ofrezca algunas opciones nuevas, de un Dios que ama más que de un Dios que juzga.
Sobre todo, la víctima debe poder confiar en que lo que ella cuenta será mantenido en estricta confidencia. Si es necesario, se debe llegar a un previo y claro acuerdo sobre qué parte(s) de la conversación puede(n) sercompartida(s) y con quién.


*Apuntes de Ana Graciela López Soto (Psicóloga, Salta-Capital) “Slaikeu: Intervenciones en Crisis” 

miércoles, 10 de febrero de 2016

PIENSA EN LO QUE DESEAS. LAS REFLEXIONES DE ANDREA

A quien sienta que no puede salir de una situación difícil, le pregunto:
¿Es justo considerar que alguien tenga el poder de causar dolor en otra persona?
¿Es justo que una persona sienta que el mundo se acaba, que no tiene esperanzas, que sienta que la vida no tiene sentido y que solo existan motivos para llorar? ¿Que no hay en su vida un lugar para la alegría, la fe y la esperanza?
¿Has pensado alguna vez que tienes derecho a ser feliz? ¿Has sentido miedo de ser feliz?
¿Por qué? ¿Por qué no aprendes a ver la vida con otro cristal? ¿Acaso no eres una persona? ¿Acaso no crees que tienes el mismo derecho que los demás a verte bien, a progresar, a trabajar, a ser independiente, a crecer, cultivar tu mente y tu espíritu?
Ahora yo te digo, todo eso es posible, tú puedes transformar tu vida, pero debes desearlo y tomar coraje, sin miedo, si alguien te hace daño debe temer que lo expongas, entonces debes exponerlo. Debes ser valiente con ese primer paso comienza un nuevo capítulo en tu vida, si callas, permites que el cobarde siga atemorizándote.
No es fácil, lo sé, pero cuando das el primer paso, eso te impulsa y te da valor para continuar. No permitas que te intimiden. Debes tener en cuenta esto: eres fuerte, si soportas las agresiones es porque hay fortaleza en ti, pero dale un giro y úsala para ser libre, para superarte, busca ayuda, siempre hay alguien que te la brindará. Yo te digo que cuando logras algo por pequeño que parezca es algo grande y te da satisfacción, se te llena el corazón de felicidad y quieres sentirte así todos los días.
¿Acaso no quieres eso? ¿No te parece que es posible? Busca en tu interior, búscate y verás que no vale la pena ocultarte, muéstrate y busca, mírate y verás lo que vales, tus cualidades, tus virtudes, tienes capacidades que tal vez no descubriste, anímate y explota todo lo que puedes hacer, tienes mucho para dar. Entonces, dar ese paso es el paso definitivo, el paso liberador, el paso a la felicidad.


lunes, 25 de enero de 2016

VIOLENCIA EN EL NOVIAZGO 1

Por María Sol Villena

“Una de cada cuatro de las 209 mujeres que murieron en los primeros nueve meses del 2013 eran novias de sus atacantes”[1]. “En el 2015 una de cada diez jóvenes padece noviazgo violento”[2]. “El mayor porcentaje de víctimas se encuentra entre los 14 y 21 años”[3]. “El 50 % de las mujeres adultas que conviven con parejas violentas tuvieron su origen en el periodo de noviazgo”[4].  Estos datos son alarmantes a la hora de pensar en las jóvenes y adolescentes que se encuentran hoy buscando una pareja.
¿Por qué se llega a una relación violenta? ¿Cuál es la causa o el origen de la misma? Hay varios estudios e investigaciones que afirman que algunas de las causas tiene que ver con una personalidad débil de la victima, es decir, la baja autoestima, la falta de carácter, la inseguridad afectiva, y sobre todo la idealización del “amor romántico” que existe en las niñas como “construcción subjetiva” del amor. Así como la construcción de estereotipos  ideales de mujer y de hombre que son instalados por la sociedad y la cultura que determinan el comportamiento de cada uno, reforzando la desigualdad de género.
Me voy a detener en “la construcción subjetiva del amor”. La misma hace referencia a las ideas culturales que se tiene sobre el amor o sobre estar enamorado/a. es una construcción subjetiva porque se construye cultural y socialmente, se acepta, se legitima y se naturaliza. Por ejemplo el hecho de que el papel que le toca a la mujer es el de la “princesita que es indefensa, que hay que rescatar y que no puede  defenderse sola, y que si el príncipe no aparece y la rescata… ella moriría y no podrían vivir felices por siempre” (buaaa!).
Por muchos años nos han metido en la cabeza (a todos, hombres y mujeres) esta idea de que la “femeneidad” es la idea de una mujer sumisa, débil, callada, dependiente, reservada, pasiva, domestica, emocional y poco importante. Lo peor de todo es que nosotras hemos aceptado esa idea y la hemos reproducido en nuestros hijos e hijas! Y por supuesto la “masculinidad” habla de un hombre activo, que no expresa emociones, fuerte, defensor, autónomo, público, racional, con emociones controladas (no llora) e importante. Debido a esta construcción cultural de lo que “debe” ser un hombre y una mujer, las mujeres creen que “amar es darlo todo por esa persona” “amar es cuidar y hacerlo feliz” “amar es dar todo”. De estas declaraciones tomada de adolescentes en un campamento, las cuales coinciden con las respuestas obtenidas en varios estudios que se hicieron en distintos colegios a adolescentes[5], es que se desprende lo que las autoras Natalia Gontero y Carolina Guevara[6] llaman “amor romántico” como la construcción ideal del amor en la chicas jóvenes, un amor que es capaz de renunciar a todo por el otro, y de dar todo. Por otro lado, desde la perspectiva de los varones amar es “compartir y tener confianza” “amar es estar ligados en sus almas” “amar es pensar en esa persona y estar pendiente de ella”. En este sentido las autoras hablan de una “masculinidad hegemónica” donde el amor es reconocido por la posesión sobre alguien, por el interés de una persona sobre otra, y en este caso el dominio del hombre sobre la mujer. Concepciones que devienen de construcciones subjetivas culturales aceptadas socialmente y que marcan un tipo de relación asimétrica entre hombre y mujer, donde el hombre es superior. Este es el contexto que da lugar a una relación violenta, cuando estos estereotipos se profundizan y se arraigan en una pareja.
Cuando Dios creo al hombre y a la mujer no los puso en posiciones diferentes, contrario a lo que todos piensan, Dios los hizo iguales. El libro de Génesis en el primer capítulo leemos: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó: varón y hembra los creó. Y los bendijo y les dijo: fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread…”  En este pasaje Dios mismo está colocando a los dos, varón y mujer, en posición de iguales. En relación a esto podemos decir que el plan original de Dios siempre fue que ambos sean “iguales”. Asimismo en el libro de Gálatas capitulo 3 verso 28 (Nuevo Testamento) encontramos que Pablo escribe: “En Cristo, ya no hay judío ni griego; ya no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”. Una vez más encontramos que cuando volvemos al plan original de Dios, del cual la humanidad se alejó a partir de la caída de Adán y Eva, Dios, a través de Jesucristo, su hijo, restablece su plan primario, tanto en las relaciones sociales (aboliendo todo racismo), en las relaciones laborales (aboliendo la explotación del hombre por el hombre) y en las relaciones afectivas o de pareja (aboliendo toda diferencia de género). Por supuesto que este tema es mucho más amplio que lo tocaremos en otros artículos.
Para concluir. La violencia en el noviazgo se da cuando profundizamos y aceptamos las ideas culturales que nos son impuestas por el sistema. Entonces debemos salir de esos estereotipos impuestos, ya que llevan a una relación asimétrica, una relación donde se establece el par dominador – dominado, basándose en una transgresión a las normas sociales generando un vínculo de amo y esclavo, a esto se le conoce como  “VIOLENCIA”, donde existe la posibilidad de aniquilación del más débil.
Recordemos que esta desigualdad de género no es lo que Dios había pensado para la humanidad. Dios colocó a hombres y mujeres iguales, les dio las mismas funciones, no hizo distinción cuando les mandó a gobernar la tierra. Y Solo en Dios podemos volver a restaurar este vínculo. Las personas hacemos diferencias. Dios no.





[1] Observatorio de Femicidios en Argentina, de La Casa del Encuentro, una ONG de Buenos Aires. 2013.
[2] Diario perfil 18/10/15
[3] Ministerio de Desarrollo Social Porteño. 2014.
[4] Diario perfil 18/10/15
[5] Natalia Gontero y Carolina Guevara: Violencia de género en noviazgos adolescentes. Reflexiones desde una experiencia de extensión. Ponencia COMPANAM 2013. Córdoba Argentina.
[6] Idem.



viernes, 22 de enero de 2016

CUESTIONARNOS SOBRE VIOLENCIA

En un reciente trabajo de investigación realizado entre la Universidad Nacional de Salta y el INADI “Mapa Nacional de la Discriminación: Salta” (2014) se ha observado que en la provincia las mujeres son discriminadas en muchos casos por la condición de haber nacido mujeres y que el lugar dónde más experimentan esta situación es en el ámbito familiar (Discriminación por ser Mujer en la familia: 57%  de las encuestadas).
Existe diversidad de argumentos para justificar la discriminación que se hace en contra de la mujer. En Salta se habla de una sociedad conservadora con una cultura arraigada en el patriarcado, donde la supremacía del hombre ha traspasado las generaciones teniendo en cuenta que la historia lo muestra como el protagonista que ha hecho que la sociedad camine, avance o prospere.
Es necesario pensar que si se suma la existencia de la discriminación por el solo hecho de ser mujer y el patriarcado, la violencia se puede hacer presente en cualquier momento de la vida de una persona. ¿Por qué? Porque cuando la mujer decide que no quiere vivir bajo el dominio absoluto que muchas veces el hombre intenta ejercer sobre ella, se revela e intenta escapar de la situación, es en este momento en el que la violencia física comienza a desatarse pues el hombre ve cuestionado su papel como hombre. Un alto porcentaje de femicidios que sucedieron en la provincia de Salta se desataron producto de la ruptura o denuncia que tenían como protagonistas a las mujeres en su necesidad de liberación.
Ahora bien es sumamente necesario el cuestionamiento a situaciones que se consideran  “culturales” que hacen una diferenciación entre el hombre y la mujer. El lugar donde se imparten estas ideas en el primero de los casos es en la casa de cada uno, es decir que la transmisión de esta desigualdad comienza en los hogares. Muchas veces son los padres los que marcan esta desigualdad, que luego se ve reafirmada a medida que las personas van creciendo, e interactuando con la sociedad donde se potencializa dicho pensamiento. Quizás es duro pero las que transmiten las ideas son las madres. Pues ellas pasan más tiempo con los hijos y en mayor medida marcan diferencias entre las hijas y los hijos a través de lo que uno hace, lo que ve, la forma de vestir, el comportamiento etc. porque ellas fueron educadas de esa forma; esta conclusión es a la que Pilar Alfonso y Juan Pablo Aguado llegan a partir de su trabajo de investigación titulado “Estereotipos y Coeducación” en la que estudian el comportamiento de diversas instituciones (familia, escuela, iglesia, sociedad) específicamente en cómo se da el traspaso de estereotipos ya asignados y la desigualdad entre hombres y mujeres. (Pilar Alfonso y Juan Pablo Aguado, 2012. España).
Es preciso cuestionar todo tipo de comportamiento que va naturalizando la violencia. Es necesario que hombres y mujeres revisen su diario vivir y sean críticos de las situaciones de violencia que legitiman o no cuestionan. La cultura, el patriarcado, la naturalización deben ser cuestionadas para que no exista la violencia ni muchos menos elementos con los cuales se la legitimen. Como sociedad no podemos mirar hacia otro lado porque la violencia nos rodea y no debemos dejar que continúe ni muchos menos que seamos nosotros meros observadores.
Todos podemos prevenir la violencia a través de pequeños cambios en la vida cotidiana. La mirada crítica a lo ya instaurado es sumamente importante, cuestionar el comportamiento  hará que comencemos a erradicar diferencias que pueden terminar con la violencia.





miércoles, 20 de enero de 2016

EL DESAFIO DE VISIBILIZAR LA VIOLENCIADE GÉNERO

La Declaración de Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (1993) ha definido a la violencia de género como: “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o un sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como la amenaza de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como privada”.
Ahora bien, uno de los principales factores que refuerza la violencia de género es su invisibilización.
Esta invisibilización se da por parte de la propia víctima en primer lugar (invisibilidad individual), lo cual es facilitado y perpetuado (entre otros factores) a través de la construcción de estereotipos que generan consensos sociales favorecedores de las situaciones abusivas que terminan naturalizándose como si fueran neutras. Se empieza entonces a ver normal que en ciertas situaciones sociales o familiares, la mujer ocupe un lugar subalterno respecto del varón, que el maltrato, abuso o atropello sutil tengan lugar, que se cultive un lenguaje a partir del cual se construyan y se legitimen las desigualdades de género, etc.
Esta invisibilización incluye también aquellos mitos sobre la violencia intrafamiliar que sostienen y retroalimentan la incapacidad de denunciar de quienes rodean a la víctima (invisibilidad sociofamiliar). Así por ejemplo la sacralización de la familia hace que muchas mujeres deban soportar tormentos para no “destruir el hogar”; la superioridad del varón; la definición de tareas para hombres y para mujeres; carreras y/o trabajos para hombres y mujeres…
Esto a su vez se complejiza a través de la llamada invisibilidad institucional, pues en el ámbito público quienes tienen la responsabilidad de investigar y analizar la problemática para prevenir la violencia de género y diseñar sistemas de protección se muestran incapaces o muy limitados para producir informes y generar herramientas eficaces que den cuenta de la magnitud del problema, sus causas, efectos, circunstancias que la favorecen, etc.
Si a ello se suma una invisibilidad política, que permite que los gobiernos y particulares ignoren sus responsabilidades, el peso del conflicto termina recayendo en la misma víctima de violencia.
La tarea de visibilizar la violencia de género debe realizarse, como vemos, en diversos frentes, no olvidando el fuerte peso que en nuestra sociedad tiene la cultura machista, la cual debe ser expuesta y problematizada desde sus facetas más sutiles.
El machismo como modelo cultural ha difundido una forma de ser hombre que en nuestro medio aún persiste, toda vez que no se han consolidado otros modelos de ser hombre.
Es que en nuestra sociedad hay en muchos hombres un profundo temor al cambio. Al dejar de ser machistas se enfrentan al riesgo de perder aquello que les ha dado alguna forma de estabilidad social. Sin embargo una hombría asentada sobre estas bases no es hombría sino impotencia maquillada.





martes, 19 de enero de 2016

LA MUJER EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

No es erróneo creer que muchas de las conversaciones que se plantean en los círculos de amigos están relacionadas a algunos acontecimientos sobresalientes de la televisión, radio, redes sociales u otro medio que se considere de comunicación. Los medios generan información y dicen de qué se debe hablar, cómo y cuándo. Además de ser transmisores de información también lo son de estereotipos que encasillan a las personas. Específicamente hablamos de los estereotipos en cuanto a los sexos: femineidad y masculinidad. No es inocente la diferenciación que se hace entre hombre y mujer en los programas, novelas en el lenguaje que se emplea para uno y para otro, es necesario poder revisar lo que se consume porque todo aquello se va instalando en nuestro cerebro y después es ejecutado en menor o mayor medida.
Primero hay que plantear que se considera estereotipo a una imagen estructurada y aceptada por la mayoría de las personas como representativa de un determinado colectivo. Esta imagen se forma a partir de una concepción estática sobre las características generalizadas de los miembros de esa comunidad(RAE).
A lo largo de la historia se ha considerado a la “mujer” como el sexo débil y debido a esto ha sido el blanco fácil de todo tipo de abusos. A medida que la historia avanzó la mujer comenzó una lucha en defensa propia que continúa hasta estos días, aun así hay muchas instituciones que se han encargado de mantener la ideología de la mujer como el sexo débil. Los medios de comunicación entran dentro de estas instituciones. Tan solo un pantallazo de lo que sucede con las mujeres y la exposición de su cuerpo en los medios nos muestra que se sigue observando a la mujer como objeto de muestra, como un trofeo. El lenguaje sexista coloca en un plano inferior la condición de ser mujer; el estereotipo de la mujer “modelo o tipo”como ama de casa sumisa, amable, madre de hijos, callada, soportadora de cualquier situación ha sido retransmitido y arraigado tanto en la sociedad en la que vivimos que cuesta mucho cuestionarla. Para estar en televisión una mujer debe cumplir ciertas características “impuestas por la sociedad” y ser: “delgada, voluptuosa, no pensante, risueña” modelo que luego intenta ser imitado por el resto de las mujeres que forman parte de la sociedad.Estos modelos de ser mujer impuestos no solo generan desigualdades entre las mismas que cumplen con los parámetros establecidos sino que también reafirman condiciones que social e históricamente se intenta destituir.
Pensar, analizar y reflexionar en lo que los medios de comunicación nos muestran es trabajo de cada uno. Como seres pensantes no hay que dejar que los medios nos dejen como meros consumidores y espectadores de las situaciones que se viven.
Al abordar el tema de la violencia que se ejerce en contra de la mujer no hay que dejar de lado el papel que juegan los medios de comunicación como transmisores de ideologías que siempre benefician a un sector de la sociedad. Hay que quitarse la venda de los ojos y dejar de mirar, oír con inocencia lo que se nos transmite. Si no hacemos nada nos convertimos en cómplices de la violencia que se perpetua por nuestra inacción