miércoles, 27 de abril de 2016
martes, 15 de marzo de 2016
QUÉ HACER, CÓMO INTERVENIR EN CASOS DE VIOLENCIA DE GÉNERO. Algunas ideas para abordar casos.
Por Bides, Paola
“El
abuso y la violencia se alimentan en la oscuridad”
La
violencia de Género, la que sufren específicamente mujeres y niños, no puede ser
dejada de lado en ningún momento. Es necesario no solo conocer aspectos
teóricos del mismo sino que saber cómo actuar o qué hacer ante estos casos, es
sumamente necesario.
El
saber qué hacer, debería ser uno de los componentes básicos de la vida de cada
ser humano. Haciendo referencia a la cita inicial si no se habla del tema, si
no se conoce cómo actuar dejaremos actuar a la violencia libremente; y nos
guste o no, nos convertiremos en cómplices de la misma. La mayor cantidad de casos de violencia se
conocen cuando la víctima acude a buscar ayuda y saca a la luz vivencias que le
son cotidianas. Pero en diversas
ocasiones las mujeres que son víctimas no salen a la luz y es en ese momento en
el que el ciudadano (usted y yo) tiene que comenzar a actuar.
Medidas
a tomar cuando una mujer decide sacar a la luz un caso de violencia de género:
1. Crear un clima de seguridad y acogida donde
las víctimas sobrevivientes puedan hablar. Las víctimas saben muy bien cuando
su presencia no es grata. Si pone carteles y anuncios con información sobre la
violencia experimentada por las mujeres, comenzarán a acercarse a usted.
2.
Creer en lo que cuenta. A muchas víctimas se les amenaza con peores
humillaciones si llegan a hablar. En algunos casos, el agresor puede ser
alguien que usted conoce y en quien tiene confianza por lo que las víctimas
pueden temer que no les crean. Felicítelas por su valentía y aliéntelas a
contarle. Hablar exige valor y fortaleza, y tal vez sea importante que se les
diga esto a las víctimas.
3.
Valorar los sentimientos. Las víctimas están asustadas, a menudo avergonzadas
y, a veces, temen volverse locas si siguen teniendo pesadillas o recuerdos
repentinos de lo sucedido. Estos sentimientos son normales en alguien que ha
atravesado una crisis semejante.
4. Poner el énfasis en la seguridad. A menudo,
las víctimas minimizan o niegan el dolor que les aqueja y las amenazas para su
bienestar. Si usted utiliza la palabra ‘seguridad’ cuando habla con ellas, les
ayudará a dar prioridad a su propia seguridad.
5. NO hay que culpar a la víctima.
En muchas culturas se les dice a las víctimas que la violencia es culpa suya. A
veces, los propios agresores se lo dicen a las víctimas. Es oportuno que usted
le diga firmemente: ‘No merecía ser humillada o golpeada’ o ‘No creo que sea
culpa suya’.
6.
Respeto, apoyo y medios. Usted puede tener ideas muy claras acerca de lo que la
víctima debería hacer. Usted puede querer, por ejemplo, que la mujer maltratada
abandone a su marido; pero si le da órdenes o le dice lo que tiene que hacer,
en cierta medida, le hace lo mismo que le ha hecho el agresor. En cambio, debe
informarla de los recursos y las posibilidades disponibles en su comunidad.
Ella tal vez no sepa que existan organismos donde pueden ayudarla. Secunde las
decisiones que tome, incluso si a usted no le agradan o si discrepa con ellas.
Ayúdela a ampliar sus perspectivas aunque sea mínimamente. Junta/os, podrán
imaginar algunas posibilidades creativas que tal vez ella no hubiera podido
descubrir por sí sola. Si la mujer maltratada decide quedarse allí donde con
toda seguridad se le volverá a maltratar, puede temer que usted la abandone por
lo que será conveniente decirle alguna frase como esta: ‘Si se queda con él, me
preocuparé por su seguridad pero estaré aquí, si me necesita.’ También puede
ayudarle a pensar en nuevas maneras de estar más a salvo en su hogar y trabajar
en sus otros recursos para que, más tarde o más temprano, se decida a partir.
7.
Recordar a los otros miembros de la familia y a los amigos. Cuando alguien es
víctima de abusos, hay otras víctimas además de la que resulta lesionada
directamente. Por ejemplo, la violencia familiar también es perjudicial para
los hijos que la ven. Quienes aman a las víctimas de violación, también sufren
con ellas. En familias en las que hay evidencia de incesto, esa distorsión de
la dinámica familiar es nociva para todos sus miembros. En algunos casos, el
hecho de hacer entender a las mujeres que la violencia que ellas sufren
directamente, también lastima a sus hijos, les ayuda a optar por otras
alternativas.
8.
A raíz del maltrato sufrido, las víctimas pueden tener crisis espirituales. La
teología puede ser un poderoso instrumento social y económico. Escuchar las
conexiones con la fe que hacen las víctimas puede ser un aprendizaje importante
para usted. Dé buena información sobre los múltiples modelos de roles
ejemplares que figuran en la Biblia y sobre las diversas incidencias del
sexismo en la tradición. Ofrezca algunas opciones nuevas, de un Dios que ama
más que de un Dios que juzga.
Sobre todo, la víctima debe poder
confiar en que lo que ella cuenta será mantenido en estricta confidencia. Si es
necesario, se debe llegar a un previo y claro acuerdo sobre qué parte(s) de la
conversación puede(n) sercompartida(s) y con quién.
*Apuntes de Ana Graciela López Soto (Psicóloga, Salta-Capital) “Slaikeu:
Intervenciones en Crisis”
miércoles, 10 de febrero de 2016
PIENSA EN LO QUE DESEAS. LAS REFLEXIONES DE ANDREA
A quien sienta que no puede salir de
una situación difícil, le pregunto:
¿Es justo considerar que alguien
tenga el poder de causar dolor en otra persona?
¿Es justo que una persona sienta que
el mundo se acaba, que no tiene esperanzas, que sienta que la vida no tiene
sentido y que solo existan motivos para llorar? ¿Que no hay en su vida un lugar
para la alegría, la fe y la esperanza?
¿Has pensado alguna vez que tienes
derecho a ser feliz? ¿Has sentido miedo de ser feliz?
¿Por qué? ¿Por qué no aprendes a ver
la vida con otro cristal? ¿Acaso no eres una persona? ¿Acaso no crees que
tienes el mismo derecho que los demás a verte bien, a progresar, a trabajar, a
ser independiente, a crecer, cultivar tu mente y tu espíritu?
Ahora yo te digo, todo eso es
posible, tú puedes transformar tu vida, pero debes desearlo y tomar coraje, sin
miedo, si alguien te hace daño debe temer que lo expongas, entonces debes
exponerlo. Debes ser valiente con ese primer paso comienza un nuevo capítulo en
tu vida, si callas, permites que el cobarde siga atemorizándote.
No es fácil, lo sé, pero cuando das
el primer paso, eso te impulsa y te da valor para continuar. No permitas que te
intimiden. Debes tener en cuenta esto: eres fuerte, si soportas
las agresiones es porque hay fortaleza en ti, pero dale un giro y úsala para
ser libre, para superarte, busca ayuda, siempre hay alguien que te la brindará.
Yo te digo que cuando logras algo por pequeño que parezca es algo grande y te
da satisfacción, se te llena el corazón de felicidad y quieres sentirte así
todos los días.
¿Acaso no quieres eso? ¿No te parece
que es posible? Busca en tu interior, búscate y verás que no vale la pena
ocultarte, muéstrate y busca, mírate y verás lo que vales, tus cualidades, tus
virtudes, tienes capacidades que tal vez no descubriste, anímate y explota todo
lo que puedes hacer, tienes mucho para dar. Entonces, dar ese paso es el paso
definitivo, el paso liberador, el paso a la felicidad.
lunes, 25 de enero de 2016
VIOLENCIA EN EL NOVIAZGO 1
Por María Sol Villena
“Una de cada cuatro de las 209 mujeres que
murieron en los primeros nueve meses del 2013 eran novias de sus atacantes”[1]. “En el
2015 una de cada diez jóvenes padece noviazgo violento”[2]. “El
mayor porcentaje de víctimas se encuentra entre los 14 y 21 años”[3]. “El 50
% de las mujeres adultas que conviven con parejas violentas tuvieron su origen
en el periodo de noviazgo”[4]. Estos datos son alarmantes a la hora de
pensar en las jóvenes y adolescentes que se encuentran hoy buscando una pareja.
¿Por qué se llega a una relación violenta? ¿Cuál
es la causa o el origen de la misma? Hay varios estudios e investigaciones que
afirman que algunas de las causas tiene que ver con una personalidad débil de
la victima, es decir, la baja autoestima, la falta de carácter, la inseguridad
afectiva, y sobre todo la idealización del “amor romántico” que existe en las
niñas como “construcción subjetiva” del amor. Así como la construcción de
estereotipos ideales de mujer y de
hombre que son instalados por la sociedad y la cultura que determinan el
comportamiento de cada uno, reforzando la desigualdad de género.
Me voy a detener en “la construcción subjetiva
del amor”. La misma hace referencia a las ideas culturales que se tiene sobre el
amor o sobre estar enamorado/a. es una construcción subjetiva porque se
construye cultural y socialmente, se acepta, se legitima y se naturaliza. Por
ejemplo el hecho de que el papel que le toca a la mujer es el de la “princesita
que es indefensa, que hay que rescatar y que no puede defenderse sola, y que si el príncipe no
aparece y la rescata… ella moriría y no podrían vivir felices por siempre”
(buaaa!).
Por muchos años nos han metido en la cabeza (a
todos, hombres y mujeres) esta idea de que la “femeneidad” es la idea de una
mujer sumisa, débil, callada, dependiente, reservada, pasiva, domestica,
emocional y poco importante. Lo peor de todo es que nosotras hemos aceptado esa
idea y la hemos reproducido en nuestros hijos e hijas! Y por supuesto la “masculinidad”
habla de un hombre activo, que no expresa emociones, fuerte, defensor,
autónomo, público, racional, con emociones controladas (no llora) e importante.
Debido a esta construcción cultural de lo que “debe” ser un hombre y una mujer,
las mujeres creen que “amar es darlo todo
por esa persona” “amar es cuidar y
hacerlo feliz” “amar es dar todo”.
De estas declaraciones tomada de adolescentes en un campamento, las cuales
coinciden con las respuestas obtenidas en varios estudios que se hicieron en
distintos colegios a adolescentes[5], es que
se desprende lo que las autoras Natalia Gontero y Carolina Guevara[6] llaman “amor romántico” como la
construcción ideal del amor en la chicas jóvenes, un amor que es capaz de renunciar
a todo por el otro, y de dar todo. Por otro lado, desde la perspectiva de los
varones amar es “compartir y tener
confianza” “amar es estar ligados en
sus almas” “amar es pensar en esa
persona y estar pendiente de ella”. En este sentido las autoras hablan de
una “masculinidad hegemónica” donde
el amor es reconocido por la posesión sobre alguien, por el interés de una
persona sobre otra, y en este caso el dominio del hombre sobre la mujer.
Concepciones que devienen de construcciones subjetivas culturales aceptadas
socialmente y que marcan un tipo de relación asimétrica entre hombre y mujer,
donde el hombre es superior. Este es el contexto que da lugar a una relación
violenta, cuando estos estereotipos se profundizan y se arraigan en una pareja.
Cuando Dios creo al hombre y a la mujer no los
puso en posiciones diferentes, contrario a lo que todos piensan, Dios los hizo
iguales. El libro de Génesis en el primer capítulo leemos: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen
de Dios lo creó: varón y hembra los creó. Y los bendijo y les dijo: fructificad
y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread…” En este pasaje Dios mismo está colocando a los
dos, varón y mujer, en posición de iguales. En relación a esto podemos decir
que el plan original de Dios siempre fue que ambos sean “iguales”. Asimismo en
el libro de Gálatas capitulo 3 verso 28 (Nuevo Testamento) encontramos que
Pablo escribe: “En Cristo, ya no hay judío ni griego; ya no hay esclavo ni
libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”.
Una vez más encontramos que cuando volvemos al plan original de Dios, del cual
la humanidad se alejó a partir de la caída de Adán y Eva, Dios, a través de
Jesucristo, su hijo, restablece su plan primario, tanto en las relaciones
sociales (aboliendo todo racismo), en las relaciones laborales (aboliendo la
explotación del hombre por el hombre) y en las relaciones afectivas o de pareja
(aboliendo toda diferencia de género). Por supuesto que este tema es mucho más
amplio que lo tocaremos en otros artículos.
Para concluir. La violencia en el noviazgo se
da cuando profundizamos y aceptamos las ideas culturales que nos son impuestas
por el sistema. Entonces debemos salir de esos estereotipos impuestos, ya que llevan
a una relación asimétrica, una relación donde se establece el par dominador –
dominado, basándose en una transgresión a las normas sociales generando un
vínculo de amo y esclavo, a esto se le conoce como “VIOLENCIA”, donde existe la posibilidad de
aniquilación del más débil.
Recordemos que esta desigualdad de género no
es lo que Dios había pensado para la humanidad. Dios colocó a hombres y mujeres
iguales, les dio las mismas funciones, no hizo distinción cuando les mandó a
gobernar la tierra. Y Solo en Dios podemos volver a restaurar este vínculo. Las
personas hacemos diferencias. Dios no.
[1] Observatorio
de Femicidios en Argentina, de La Casa del Encuentro, una ONG de Buenos Aires.
2013.
[3] Ministerio de Desarrollo Social Porteño. 2014.
[4] Diario perfil 18/10/15
[5] Natalia Gontero y Carolina Guevara: Violencia de género en
noviazgos adolescentes. Reflexiones desde una experiencia de extensión.
Ponencia COMPANAM 2013. Córdoba Argentina.
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viernes, 22 de enero de 2016
CUESTIONARNOS SOBRE VIOLENCIA
En un reciente trabajo de investigación realizado
entre la Universidad Nacional de Salta y el INADI “Mapa Nacional de la
Discriminación: Salta” (2014) se ha observado que en la provincia las mujeres
son discriminadas en muchos casos por la condición de haber nacido mujeres y
que el lugar dónde más experimentan esta situación es en el ámbito familiar (Discriminación
por ser Mujer en la familia: 57% de las
encuestadas).
Existe diversidad de argumentos para justificar la discriminación
que se hace en contra de la mujer. En Salta se habla de una sociedad
conservadora con una cultura arraigada en el patriarcado, donde la supremacía
del hombre ha traspasado las generaciones teniendo en cuenta que la historia lo
muestra como el protagonista que ha hecho que la sociedad camine, avance o
prospere.
Es necesario pensar que si se suma la existencia de
la discriminación por el solo hecho de ser mujer y el patriarcado, la violencia
se puede hacer presente en cualquier momento de la vida de una persona. ¿Por
qué? Porque cuando la mujer decide que no quiere vivir bajo el dominio absoluto
que muchas veces el hombre intenta ejercer sobre ella, se revela e intenta
escapar de la situación, es en este momento en el que la violencia física comienza
a desatarse pues el hombre ve cuestionado su papel como hombre. Un alto
porcentaje de femicidios que sucedieron en la provincia de Salta se desataron
producto de la ruptura o denuncia que tenían como protagonistas a las mujeres
en su necesidad de liberación.
Ahora bien es sumamente necesario el cuestionamiento
a situaciones que se consideran “culturales” que hacen una diferenciación
entre el hombre y la mujer. El lugar donde se imparten estas ideas en el primero
de los casos es en la casa de cada uno, es decir que la transmisión de esta
desigualdad comienza en los hogares. Muchas veces son los padres los que marcan
esta desigualdad, que luego se ve reafirmada a medida que las personas van
creciendo, e interactuando con la sociedad donde se potencializa dicho
pensamiento. Quizás es duro pero las que transmiten las ideas son las madres.
Pues ellas pasan más tiempo con los hijos y en mayor medida marcan diferencias
entre las hijas y los hijos a través de lo que uno hace, lo que ve, la forma de
vestir, el comportamiento etc. porque ellas fueron educadas de esa forma; esta
conclusión es a la que Pilar Alfonso y Juan
Pablo Aguado llegan a partir de su trabajo de investigación titulado “Estereotipos
y Coeducación” en la que estudian el comportamiento de diversas instituciones (familia,
escuela, iglesia, sociedad) específicamente en cómo se da el traspaso de estereotipos
ya asignados y la desigualdad entre hombres y mujeres. (Pilar Alfonso y Juan
Pablo Aguado, 2012. España).
Es preciso cuestionar todo tipo de comportamiento
que va naturalizando la violencia. Es necesario que hombres y mujeres revisen
su diario vivir y sean críticos de las situaciones de violencia que legitiman o
no cuestionan. La cultura, el patriarcado, la naturalización deben ser cuestionadas
para que no exista la violencia ni muchos menos elementos con los cuales se la
legitimen. Como sociedad no podemos mirar hacia otro lado porque la violencia
nos rodea y no debemos dejar que continúe ni muchos menos que seamos nosotros
meros observadores.
Todos podemos prevenir la violencia a través de
pequeños cambios en la vida cotidiana. La mirada crítica a lo ya instaurado es
sumamente importante, cuestionar el comportamiento hará que comencemos a erradicar diferencias
que pueden terminar con la violencia.
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miércoles, 20 de enero de 2016
EL DESAFIO DE VISIBILIZAR LA VIOLENCIADE GÉNERO
La Declaración de Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia
contra la Mujer (1993) ha definido a la violencia de género como: “todo acto de violencia basado en la
pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o
un sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como la amenaza
de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si
se producen en la vida pública como privada”.
Ahora bien, uno de los principales
factores que refuerza la violencia de género es su invisibilización.
Esta invisibilización se da por parte
de la propia víctima en primer lugar (invisibilidad individual), lo cual es
facilitado y perpetuado (entre otros factores) a través de la construcción de
estereotipos que generan consensos sociales favorecedores de las situaciones
abusivas que terminan naturalizándose como si fueran neutras. Se empieza entonces
a ver normal que en ciertas situaciones sociales o familiares, la mujer ocupe
un lugar subalterno respecto del varón, que el maltrato, abuso o atropello
sutil tengan lugar, que se cultive un lenguaje a partir del cual se construyan
y se legitimen las desigualdades de género, etc.
Esta invisibilización incluye también
aquellos mitos sobre la violencia intrafamiliar que sostienen y retroalimentan
la incapacidad de denunciar de quienes rodean a la víctima (invisibilidad
sociofamiliar). Así por ejemplo la sacralización de la familia hace que muchas
mujeres deban soportar tormentos para no “destruir el hogar”; la superioridad
del varón; la definición de tareas para hombres y para mujeres; carreras y/o
trabajos para hombres y mujeres…
Esto a su vez se complejiza a través
de la llamada invisibilidad institucional, pues en el ámbito público quienes
tienen la responsabilidad de investigar y analizar la problemática para
prevenir la violencia de género y diseñar sistemas de protección se muestran
incapaces o muy limitados para producir informes y generar herramientas
eficaces que den cuenta de la magnitud del problema, sus causas, efectos,
circunstancias que la favorecen, etc.
Si a ello se suma una invisibilidad
política, que permite que los gobiernos y particulares ignoren sus
responsabilidades, el peso del conflicto termina recayendo en la misma víctima
de violencia.
La tarea de
visibilizar la violencia de género debe realizarse, como vemos, en diversos
frentes, no olvidando el fuerte peso que en nuestra sociedad tiene la cultura
machista, la cual debe ser expuesta y problematizada desde sus facetas más
sutiles.
El machismo
como modelo cultural ha difundido una forma de ser hombre que en nuestro medio
aún persiste, toda vez que no se han consolidado otros modelos de ser hombre.
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martes, 19 de enero de 2016
LA MUJER EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
No
es erróneo creer que muchas de las conversaciones que se plantean en los
círculos de amigos están relacionadas a algunos acontecimientos sobresalientes
de la televisión, radio, redes sociales u otro medio que se considere de
comunicación. Los medios generan información y dicen de qué se debe hablar,
cómo y cuándo. Además de ser transmisores de información también lo son de
estereotipos que encasillan a las personas. Específicamente hablamos de los
estereotipos en cuanto a los sexos: femineidad y masculinidad. No es inocente
la diferenciación que se hace entre hombre y mujer en los programas, novelas en
el lenguaje que se emplea para uno y para otro, es necesario poder revisar lo
que se consume porque todo aquello se va instalando en nuestro cerebro y después
es ejecutado en menor o mayor medida.
Primero
hay que plantear que se considera estereotipo a una “imagen estructurada y aceptada por la mayoría de las
personas como representativa de un determinado colectivo. Esta imagen se forma
a partir de una concepción estática sobre las características generalizadas de
los miembros de esa comunidad”(RAE).
A
lo largo de la historia se ha considerado a la “mujer” como el sexo débil y
debido a esto ha sido el blanco fácil de todo tipo de abusos. A medida que la
historia avanzó la mujer comenzó una lucha en defensa propia que continúa hasta
estos días, aun así hay muchas instituciones que se han encargado de mantener la
ideología de la mujer como el sexo débil. Los medios de comunicación entran
dentro de estas instituciones. Tan solo un pantallazo de lo que sucede con las
mujeres y la exposición de su cuerpo en los medios nos muestra que se sigue
observando a la mujer como objeto de muestra, como un trofeo. El lenguaje
sexista coloca en un plano inferior la condición de ser mujer; el estereotipo
de la mujer “modelo o tipo”como ama de casa sumisa, amable, madre de hijos,
callada, soportadora de cualquier situación ha sido retransmitido y arraigado
tanto en la sociedad en la que vivimos que cuesta mucho cuestionarla. Para
estar en televisión una mujer debe cumplir ciertas características “impuestas
por la sociedad” y ser: “delgada, voluptuosa, no pensante, risueña” modelo que
luego intenta ser imitado por el resto de las mujeres que forman parte de la
sociedad.Estos modelos de ser mujer impuestos no solo generan desigualdades
entre las mismas que cumplen con los parámetros establecidos sino que también
reafirman condiciones que social e históricamente se intenta destituir.
Pensar,
analizar y reflexionar en lo que los medios de comunicación nos muestran es
trabajo de cada uno. Como seres pensantes no hay que dejar que los medios nos
dejen como meros consumidores y espectadores de las situaciones que se viven.
Al
abordar el tema de la violencia que se ejerce en contra de la mujer no hay que
dejar de lado el papel que juegan los medios de comunicación como transmisores
de ideologías que siempre benefician a un sector de la sociedad. Hay que
quitarse la venda de los ojos y dejar de mirar, oír con inocencia lo que se nos
transmite. Si no hacemos nada nos convertimos en cómplices de la violencia que
se perpetua por nuestra inacción
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